YO QUIERO

Un regalo a la vista se divisa a lo lejos, tenue, muy tenue.

Yo quiero.

Con los ojos vidriosos y radiante de felicidad, me dispongo a alcanzarlo. Pero exhausto de los nervios de las primeras semanas, empieza a ir todo mal.

No quiero.

Mas otro remedio no queda. Se afronta, se pierde, se asume, se asume que se pierde, se camina, se corre, se salta, se llora, se abraza, se escucha, se deja aconsejar, se perdona, a uno mismo también, se quiere, se ama (y que importante es esa persona que de manera incondicional también te ama), se trabaja, se juega, con fuego también, se quema una etapa, se vuela, y por supuesto también el tiempo, se agradece, se vive.

Yo quiero.

Y quiero vivir sin el olvido. Quiero acordarme de todo y de todos. Quiero ese ansiado regalo sin olvidarme de cada detalle que en su día me debilitó y que hoy me hace ser más fuerte. Quiero reír y no el último. ¿Qué más da quien ríe el último? Quiero reír mejor y tú, mi más preciado regalo ya me estás ayudando sin aún conocerte. Tocaré el cenit al hacerlo.

Yo quiero.

Siempre y para siempre y por siempre.